El pasado sábado un comunicado del Mando
Conjunto iraquí informaba de la creación de un centro multinacional de
coordinación para planificar las operaciones contra el Estado Islámico
(EI). En este centro participan Rusia, Siria, Irán e Iraq, países que
intercambiarán inteligencia relativa al EI/Daesh. Según este comunicado
iraquí “la cooperación habría sido motivada por la creciente
preocupación de Rusia en relación a la presencia de miles de terroristas
de origen ruso que estarían tomando parte en actos criminales junto al
Estado Islámico / Daesh”.
El jefe del Comité de Seguridad y
Defensa del Parlamento iraquí, Hakim al-Zamili, dijo incluso que “la
coalición liderada por Rusia hará descarrillar el plan de Estados Unidos
para dividir Iraq” y “ayudará a acabar con el Daesh en un corto período
de tiempo después de los fracasos de los Estados Unidos”. Después de
que se produjera el anuncio, la agencia de noticias Interfax informaba
que según una fuente diplomática rusa, el centro de coordinación que
ahora está en Baghdad será rotatorio entre los cuatro países. La misma
agencia se hacía eco de que teóricamente Rusia podría incorporarse a la
coalición internacional contra el Estado Islámico, siempre que se
incluya a Siria en estas operaciones y que cualquier operación militar
internacional en Siria sea bajo mandato de Naciones Unidas. Para Rusia,
las fuerzas leales al gobierno sirio son un elemento clave en la lucha
contra las milicias suníes de Daesh.
En Estados Unidos la noticia
ha causado cierta sorpresa y deja de manifiesto la pérdida de
iniciativa del país en la resolución del conflicto en Iraq, acaeciendo
después de que Rusia diera un golpe de efecto al desplegar en Siria gran
número de medios militares incluyendo aviones de combate sin que
Occidente lo advirtiera a tiempo. Con estos movimientos Rusia sigue
reforzando su presencia en Oriente Medio y deja claro su apoyo al
gobierno de Assad, un tradicional aliado ruso en la zona, en tanto
Estados Unidos ha optado por formar y equipar a la oposición moderada a
Assad.
Preocupación en Israel por la presencia rusa en Siria
El
apoyo de Moscú al régimen sirio se ha traducido en el envío continuado
de equipo militar a través de un puente aéreo y el despliegue en
territorio sirio de aviones de combate rusos y posiblemente el sistema
de defensa aérea S-300. El gobierno israelí ha mostrado en repetidas
ocasiones su preocupación por el suministro de armas que estaría
recibiendo Hezzbollah gracias al apoyo iraní y que podría materializarse
en la apertura de un nuevo frente contra Israel. Además, sorprende la
presencia en Siria de aviones de combate rusos como los Su-30 o el
sistema de defensa aérea de largo alcance S-300 ya que el Estado
Islámico / Daesh no dispone de medios aéreos que justifiquen la
presencia de estos medios.
El 21 de septiembre el primer ministro
israelí, Benjamin Netanyahu, se reunía con el presidente Vladimir Putin,
quien ha explicado que Siria no tiene intención de abrir un nuevo
frente contra Israel ni está en posición de suponer una amenaza.
“Nuestro principal objetivo es defender el estado sirio” dijo Putin. La
importancia de la visita israelí queda de manifiesto al comprobar que
junto al primer ministro acudieron el Jefe del Estado Mayor israelí
Teniente General Gady Eisenkot y el jefe de Aman, la inteligencia
militar comandante. Generador Hertzi Halevi. Según Netanyahu, el motivo
principal por el que tuvo lugar la visita fue “asegurarse de que no haya
malentendidos entre fuerzas israelíes y rusas”.
La preocupación
de que Irán y Siria sigan suministrando armamento a la milicia libanesa
Hezbollah y se abra un nuevo frente en los Altos del Golán contra Israel
fue uno de los temas tratados. Israel desde hace años está llevando a
cabo una política que persigue impedir que grupos como Hezbollah
adquieran armamento avanzado, realizando para ello ataques preventivos
sobre algunos de estos equipos.
La explicación de la presencia
militar rusa en Siria tiene varios motivos además del oficial de apoyo
al gobierno sirio frente a grupos terroristas y es que no escapa a nadie
que posicionando más tropas en Siria con carácter de permanencia, Rusia
obtiene un contrapeso a la presencia estadounidense en la zona con
Turquía a la cabeza. Rusia quiere además tomar parte en una posible
solución negociada al conflicto sirio apoyando al régimen actual y
además obtener ingresos procedentes de la venta de armamento en Siria,
donde por ejemplo lleva años intentando vender el citado S-300,
operación a la que se ha opuesto reiteradamente Israel por suponer una
amenaza a su fuerza aérea.
Coincidiendo con la visita de Netanyahu a
Rusia se han ido revelando detalles de la presencia militar rusa en
Siria hasta sospecharse del posible despliegue de una batería de S-300
cerca de la ciudad de Latakia. Además de los aviones de transporte
Antonov An-124 (código OTAN Condor) e Ilyushin 76 (Candid) que han
formado el corredor aéreo, el 18 de septiembre se detectó la presencia
de cuatro aviones de combate Su-30 (Flanker-C) en Lakatia a los que
posteriormente se han unido 12 aviones de ataque a tierra Su-25
(Frogfoot) y probablemente dos aviones de interdicción Su-24. Todos
estos aviones pueden operar empleando armamento aire-superficie de
última generación, si bien el Su-25 es el que más adaptado está a las
misiones Close Air Support (CAS) que serán las de mayor importancia en
este momento aunque el Su-24 puede realizar ataques de precisión a
tierra con un alcance mayor, lo que permitiría cubrir varias zonas de
operaciones.
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