El
ataque argentino a las islas tomó por sorpresa al Reino Unido quien
dudo en responder a la agresión. El intento de recuperación del
archipiélago por parte de la Argentina echó por la
borda las negociaciones diplomáticas que estaban por dar sus frutos.
Ademas de crear conflictos internos en Europa, ya que Inglaterra
sospechaba que España podría tratar de recuperar Gibraltar aprovechando
la situación de guerra del reino. También se planeo secuestrar los
misiles franceses si el gobierno galo se hubiera negado a detener la
venta de los mismos a la Argentina.
El Archivo Nacional británico desclasificó
más de 3.500 documentos secretos sobre la Guerra de Malvinas. Tras los
30 años de confidencialidad obligatoria, ahora salieron a la luz
detalles de cómo actuó el gobierno inglés de Margaret Thatcher frente al
conflicto. La mayoría de los trascendidos corresponden a diálogos
sucedidos en las reuniones del subcomité para el Atlántico Sur y las
Islas Malvinas del Reino Unido.
"Jamás, jamás pensé que Argentina invadiría directamente las
Malvinas. Fue una acción tan estúpida", declaró Thatcher ante una
comisión de investigación británica sobre las Malvinas en octubre de
1982, cuatro meses después del fin de la guerra, según estos documentos
desclasificados consultados por la BBC.
Sin embargo, el 31 de marzo de 1982, dos días antes de la invasión
argentina, Thatcher fue informada por los servicios secretos británicos
de que una acción de Buenos Aires era inminente. "Fue el peor día de mi
vida", asegura Thatcher en octubre de 1982, y agregó: "Aquella noche
nadie pudo decirme cómo podríamos recuperar las Falklands. Nadie. No lo
sabíamos, no lo sabíamos".
• El hundimiento del Belgrano
La decisión de atacar al crucero General Belgrano el 2 de mayo fue
tomada por Margaret Thatcher y su gabinete, durante un encuentro en
Chequers, la casa de campo que tiene el primer ministro del Reino Unido,
en el que se decidió "flexibilizar" la zona de exclusión.
Los casi 3.500 documentos que desclasificó el Archivo Nacional
británico sobre la Guerra de Malvinas tienen una carpeta titulada "el
hundimiento del Belgrano", con telegramas y correspondencias enviados
entre distintos representantes de la Cancillería sobre el incidente,
considerado por Argentina como un crimen de guerra.
El 5 de mayo de 1982, durante una cena de representantes de la
Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), el secretario del
Eurogrupo, Kevin Tebbit, sostuvo que el entonces ministro de Defensa
británico, John Nott, había afirmado: "La decisión política (de atacar
al buque argentino) fue tomada por un grupo de ministros, liderados por
la primer ministro".
El encuentro al que se refiere es el almuerzo que hubo en Chequers
el 2 de mayo de 1982 donde, de acuerdo a la versión oficial de la
historia británica y a distintas biografías, Thatcher dio la orden de
hundir al Belgrano, pese a estar fuera de la zona de exclusión.
Según el entonces Canciller, Francis Pym, "si bien el incidente
ocurrió fuera de la zona de exclusión, fue de acuerdo a las Reglas de
Combate acordadas el 2 de mayo", mismo día del hundimiento.
En distintas correspondencias el ministro explicó que la posición
británica es que la acción "se realizó en defensa personal" y se tomó
también de acuerdo a una orden del 23 de abril de "atacar a cualquier
buque o submarino que fuese una amenaza para el Grupo de Tareas".
Por su parte, John Weston, jefe del Departamento de Defensa del
Foreign Office, reconoció que "el hundimiento del Belgrano respondió a
una decisión de los ministros de flexibilizar las actuales reglas del
combate para permitir a nuestros submarinos nucleares atacar los buques
de guerra argentinos".
A diferencia de lo que habría dicho Nott y de la historia oficial,
Weston explicó que en ese almuerzo que encabezó Thatcher se tomó esa
decisión, pero sin mención específica a ningún barco.
Las correspondencias dejan en claro que Londres estaba al tanto que
el ataque que realizó el submarino nuclear HMS Conqueror y que causó la
muerte a 323 soldados argentinos, ocurrió a 30 millas naúticas al
sudeste de la zona de no agresión.
El Reino Unido era tan consciente de su acción que el jefe de la
delegación británica ante las Naciones Unidas estaba "preocupado" que
"pueda tener un efecto adverso en el sentimiento" de la organización
respecto al papel británico en el conflicto.
Otras correspondencias reveladas muestran cuestionamientos a la
forma en que el Reino Unido se comportó para intentar rescatar a los
sobrevivientes del Belgrano.
Una de las cartas, firmadas por el funcionario de la Cancillería
británica Terence Steggle tres días después del ataque, sostiene que "el
Ministerio de Defensa ordenó al Grupo de Tareas no interferir con los
buques argentinos involucrados en operaciones de rescate, pero no
quieren que esto sea conocido por el público".
• EEUU quería un acuerdo político
Los archivos también revelaron que Thatcher estuvo dispuesta a
negociar un acuerdo por el status político de las Islas Malvinas en 1982
tras el desembarco argentino, presionada por Estados Unidos para lograr
una solución pacífica al conflicto. Entre otras cuestiones, los
documentos muestran que Thatcher fue tomada por sorpresa por el intento
de la dictadura argentina de recuperar el archipiélago por la fuerza,
exhiben su cercanía con el expresidente de Estados Unidos, Ronald
Reagan, y muestran que hubo planes de secuestrar los misiles Exocet
transportados desde Francia.
Además, revelan que desde el 2 de abril y hasta el avance de las
fuerzas británicas a la zona del conflicto, la entonces primer ministro
estuvo dispuesta retomar las negociaciones por la soberanía.
"La retirada de las fuerzas argentinas se podrían haber asegurado
sin necesidad de acción militar. Argentina hubiese ganado representación
en una comisión provisional y un compromiso para la realización de
negociaciones que decidan el estatus definitivo de las islas antes de
fin de año", dijo.
"Repugnante como era que el agresor gane algo con su agresión,
parecía un precio aceptable a pagar", agregó, respondiendo a las
presiones que ejerció el secretario de Estado de Estados Unidos de ese
entonces, Alexander Haig, para lograr una solución pacífica.
En la quinta reunión del comité que el Reino Unido creó para seguir
el conflicto, el 12 de abril, la "Dama de Hierro" explicó que los puntos
del acuerdo diplomático propuesto por Haig eran "aceptables" y "podrán
ser defendidas en el Parlamento".
La iniciativa incluyó crear un período provisional donde se marcase
una zona de desmilitarización para ambos países, representación
argentina en los consejos ejecutivos y legislativos de las islas y la
creación de una comisión especial que recomiende el manejo de temas como
el transporte y las comunicaciones.
En el siguiente encuentro, un día después, Londres aceptó poner como
plazo el 31 de diciembre para terminar con ese interinato y empezar a
negociar el estatus definitivo de las islas.
Durante su intervención, Thatcher se opuso a que el proceso se lo
llame "descolonización", solicitó que Estados Unidos tome un rol militar
"por si la crisis se renueva a fin de año" y que "el deseo de los
isleños será central en la posición" de su gobierno.
En otra reunión, la conservadora sostuvo que un acuerdo por la
soberanía de las Malvinas, no tiene que incluir necesariamente a las
islas Georgia y Sandwich "que son de suma importancia para los reclamos
relacionados a la Antártida".
Los encuentros posteriores dan cuenta de los resultados
"inquietantes" y "decepcionantes" de las negociaciones que Haig realizó
en Buenos Aires "que no salvaguardan los intereses y principios
esenciales británicos con respecto al retiro de las fuerzas militares,
la administración interina y un acuerdo a largo plazo donde se respeten
los deseos de los isleños".
El 25 de abril, el Reino Unido tomó posesión de la Georgia del Sur,
lo que según Thatcher "cambió radicalmente la situación" y dos semanas
antes de la rendición argentina, su posición se modificó al punto de
negarse al pedido de Reagan de mostrar voluntad al diálogo.
"Hubiesen actuado igual si era Alaska la que estaba amenazada", le
respondió la inglesa en una conversación que ambos líderes mantuvieron
el 31 de mayo de 1982.
Sin embargo, en ese diálogo, Thatcher admitió que tras la guerra
estaba "dispuesta a considerar un cambio y no necesariamente esperar un
retorno al statu quo anterior a la invasión".
"El futuro probablemente reside en un acuerdo que no supone ni la
soberanía británica o argentina, sino alguna forma de independencia o
cuasi-independencia de las islas", concluyó.
• El ataque español que no fue
Otro documento reveló que la exprimera ministra británica temió que
España pudiera atacar Gibraltar mientras el Reino Unido estaba inmerso
en la Guerra. Los documentos desclasificados de los Archivos Nacionales,
tras los 30 años de confidencialidad obligatorios, revelan también que
la invasión argentina tomó por sorpresa a Thatcher, que consideraba que
tal acto sería "estúpido" y que sólo vio que era una posibilidad real
cuando le mostraron pruebas un par de días antes de la ofensiva.
De acuerdo con estos documentos, que abordan varios aspectos de la
guerra, Thatcher ordenó reforzar las defensas del Peñón de Gibraltar
pese a que sus asesores veían poco probable un golpe por parte del
Ejército español.
"Entiendo que la primera ministra expresó preocupación por las
implicancias de la crisis de las Malvinas para Gibraltar, en particular a
la luz de los informes que indican que la reacción de la prensa
española ha sido de júbilo", señala una nota del secretario de entonces
de la política conservadora. No obstante, según este funcionario la
opinión de los militares era diferente.
"No tenemos razones para creer que haya una mayor amenaza militar
contra Gibraltar por parte del Gobierno español", escribió el entonces
secretario, según difundió la agencia de noticias EFE.
El funcionario relata que el Comité conjunto de Inteligencia creía
que España tenía "la capacidad militar de lanzar un ataque a corto
plazo", pero también apuntaba que era "muy improbable que ocurra un
ataque bajo el actual Gobierno".
Pero Thatcher mantuvo sus suspicacias y, según revelan los
documentos desclasificados hoy, escribió en el margen de esa nota con
rotulador que tal valoración "se asemeja sospechosamente" a la que se
había hecho sobre Argentina antes de que ese país desembarcara en
Malvinas.
En abril de 1982 -en plena Guerra de Malvinas, que transcurrió del 2
de abril al 14 de junio-, se supo que el Ejército español planeaba un
ejercicio anfibio, y aunque se creyó improbable que derivara en un
ataque, el Reino Unido reforzó las defensas aéreas de Gibraltar.
Ese ejercicio pasó sin incidentes y finalmente la Guerra de
Malvinas, que empezó con un desembarco argentino para recuperar sus
derechos históricos de soberanía, no tuvo ningún impacto en la colonia
británica al sur de España que aún hoy sigue en manos del coloniaje
británico.
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