Mar del Plata –Durante seis semanas,
oficiales y suboficiales de las Armadas de Argentina y Panamá recibieron
en la Escuela de Submarinos y Buceo (ESSB) de la Base Naval Mar del
Plata la instrucción básica de buceo militar como así también
aprendieron técnicas y procedimientos para operar con mayor seguridad.
El Suboficial Primero Buzo Táctico Rubén Silva fue designado como
uno de los instructores del Curso Complementario de Buceo para Comandos
Anfibios, donde personal de la Infantería de Marina se capacitó para
buceo de hasta 12 metros de profundidad.
Con tres años de experiencia en la ESSB, el Suboficial Silva
supervisó junto a los Suboficiales Principales Buzo Táctico Fabián Cano y
Bernardo Reyes cada una de las actividades que desarrollaron los
cursantes.
El tiempo que permanecieron en la base naval recibieron instrucción
académica en Física; Medicina del Buceo; mantenimiento de motores fuera
de borda; y técnicas de buceo, como así también llevaron a cabo
inmersiones en los tanques para luego pasar al mar y realizar buceos
diurnos y nocturnos.
Asimismo, les impartieron clases de Sanidad en Combate, a cargo del
Suboficial Primero Enfermero Buzo Táctico Guillermo Mondot, y visitaron
el submarino “San Juan”, donde vieron la garita de escape.
La primera semana realizaron
actividad física durante la mañana y la tarde para evaluar el nivel en
que se encontraban. “Para bucear se necesita estar físicamente apto.
Todos los estudios médicos que requiere el personal de Sanidad de la
escuela deben ser aprobados por los cursantes para evitar riesgos
durante el curso”, manifestó el Suboficial.
En la segunda y tercera semana continuaron las actividades dentro
del tanque de escape. “El tiempo que tienen en esta etapa es acotado y
debemos ser cuidadosos y responsables de enseñar lo necesario para que
ellos aprendan a bucear con seguridad. El grupo se mostró dispuesto para
trabajar en el agua y su avance fue progresivo y positivo”, expresó el
instructor.
Componen el curso dos oficiales y diez suboficiales, de los cuales
tres provienen de la Infantería de Marina de Panamá. Cada integrante se
mostró adaptado a la dinámica del curso y confiado al momento de
afrontar las tareas. Los instructores observaron que el grupo está
acostumbrado a la doctrina del Curso Comando que dio inicio en febrero y
que este período fue uno más que lograron superar.
Testimonios de los cursantes
Edwin Alberto Buitrago es uno de los tres Cabos Segundo que vino de
la República de Panamá para cumplir con la capacitación para Comandos
Anfibios. Oriundo de la provincia de Coclé, arribó al país el 25 de
febrero junto a sus compañeros Luis Buelba y José Castillo. “El curso es
una gran oportunidad para nosotros porque adquirimos conocimientos en
las distintas tareas que realizamos y en los diferentes terrenos que
fuimos conociendo”, expresó.
El idioma y el clima fueron dos aspectos a los que debieron adaptarse para el trabajo en equipo.
A meses de iniciar este curso destacan el sentido de camaradería que
existe entre ellos. “El mismo curso te exige que te conozcas más con tu
compañero y que sepas de él, cómo se comporta y cuáles son sus
fortalezas y debilidades. Eso es compañerismo”, expresó el Cabo
Buitrago.
En la etapa de buceo el principal objetivo de quienes dictaron el
curso fue dejar en claro aquellos aspectos que hacen a la seguridad de
dicha actividad. Se les enseñó los pasos a seguir antes, durante y
después de realizar un buceo, la verificación del equipo, mantener la
calma y estar atento al trabajo.
Por la Armada argentina, el Cabo Segundo Maximiliano Oro, nacido en
la provincia de San Juan, es uno de los cursantes. Su paso por el
Batallón de Infantería N° 5 y el trabajo junto a los que ya eran comando
lo motivó a pedir el curso. “Noté la experiencia que tienen y el
conocimiento y, para mí, era una forma de progresar en mi profesión. Hay
compañerismo y un gran sacrificio personal y, en muchas casos, también
familiar”, comentó.
“La parte física es fundamental”,
opinó el Cabo Oro y sostuvo que “no puede haber margen de error en las
actividades que realizamos. Todos conocemos los límites y al conformar
un grupo y trabajar como tal, hay muchas dificultades que se superan”.
Y agregó: “Finalizar el curso es una satisfacción personal y siento
un gran orgullo de haber llegado hasta acá y confío en que vamos a
terminar. Si bien aún faltan unos meses, creo que nos consolidamos como
equipo y eso es positivo para lo que resta”.
Durante las semanas que permanecieron en la Base Naval Mar del Plata
trabajaron con equipos de circuito abierto, un chaleco compensador,
cinto de plomo de 12 kilos, aletas, lunetas y un cuchillo por pareja
para casos de emergencia.
Tanto el personal de la Armada Argentina como de Panamá comparten el
mismo objetivo, tratando siempre de responder al máximo con los
ejercicios de cada etapa y cumplir de esta manera con las exigencias que
se les presentan.
En cada rostro se nota el esfuerzo y la voluntad. Hay confianza en
el compañero y un apoyo incondicional de sus familias, que en muchas
ocasiones son la causa principal para continuar un día más hasta el
egreso.
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