El mandatario francés celebró en el país africano la victoria militar sobre los milicianos.
“¡Viva François Hollande!” Tres semanas después de iniciar la guerra junto al pobre ejército de Mali para desalojar a los ultraislamistas del norte y reunificar la nación, los malianos recibieron como un héroe liberador al presidente francés François Hollande en su corta visita del sábado a ese país.
Con el temor a un atentado suicida y acompañado por tres de sus ministros, su colega de Mali Diocunda Traore y la directora general de la UNESCO, Irina Kovora, Hollande llegó a Tombuctú, la ciudad mártir, bajo un sol de plomo y el ruido de los Tum Tum, los tambores prohibidos por Al Qaeda del Magreb y los islamistas desde el inicio de su ocupación. Los helicópteros sobrevolaban, había militares franceses y malianos en cada esquina pero Hollande no iba a perderse ese baño de multitudes de alto riesgo. Al menos 3.000 personabas gritaban “gracias Francia” y vivaban su nombre en la plaza, frente a la mítica biblioteca Ahmed Baba, como el gran liberador.
Hizo una visita al centro de archivos, parte de cuyos milenarios manuscritos islámicos fueron incendiados por los terroristas en fuga, por la gran mezquita y los mausoleos destruidos por Al Qaeda y sus aliados que ocuparon brutalmente la ciudad de las caravanas y aplicaron la visión salafista y rigurosa de la Sharía, la ley Islámica, después de dividir al país en dos.
En sus 3 horas en Tombuctú, Hollande agradeció la “excepcional” misión cumplida por las tropas francesas junto a los malianos. Aclaró que la intervención del ejército francés no tiene una dimensión religiosa sino que respondió al pedido de ayuda del poder en Bamako el pasado 11 de enero, ante la inminente caída de la capital en manos de los islamistas.
“Sería un error detenernos aquí”. advirtió Hollande en su discurso, después de que liberaran Gao y Tombuctú, las dos ciudades principales del país. “El combate no ha terminado”, anunció para advertir que las tropas francesas continuarán “más al norte la operación”. Pero precisando que “el ejército francés no tiene vocación de permanecer” en Mali y son los malianos quienes están a cargo de su soberanía.
Llamó a impedir las exacciones, a respetar a la población civil y alerto sobre desapariciones y las revanchas tribales contra los árabes y los tuaregs, que varias organizaciones humanitarias denunciaron que fueron ejecutadas por el ejército de Mali tras la liberación.
El presidente interino de Mali,Diocunda Traore, sonreía aliviado.”Juntos nosotros hemos liberado Konna y Diabili; juntos hemos liberado Gao y Tombuctú; y juntos nosotros liberaremos Kidal y Tessalit”, anunció Traore. El cuenta con París para perseguir a los ultraislámicos “hasta su último refugio”, en la frontera con Argelia, donde los protegen los contrabandistas, los traficantes de drogas y sus casamientos a la fuerza con hijas de importantes familias tribales.
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