Al retomar su actividad tras el viaje por países de Asia y Medio Oriente, la Presidenta recibió ayer en Olivos al ministro de Defensa, Arturo Puricelli, en medio del nuevo escándalo que sacude a la Armada, a raíz del hundimiento del destructor Santísima Trinidad, que se encontraba amarrado a un muelle de la Base Naval de Puerto Belgrano.
Como en otras actividades presidenciales en la jornada, que incluyeron reuniones con los ministros Héctor Timerman, Hernán Lorenzino y Julio De Vido, entre otros, el Gobierno mantuvo en reserva los temas abordados con el titular de Defensa, que el día anterior había admitido no saber de barcos y ayer concurrió a darle explicaciones a Cristina Kirchner.
Antes del encuentro, Puricelli insistió en la posibilidad de un sabotaje y desestimó que se haya ido a pique por falta de mantenimiento. "La flota de mar está en las condiciones adecuadas para su funcionamiento", dijo el ministro, que se vio obligado a rendir cuentas a la jefa del Estado, dos semanas después de la llegada de la Fragata Libertad y horas después de que declaró que se le caía "la cara de vergüenza" por tener que hablar del tema con la Presidenta .
En tanto, la Armada avanzó con las primeras investigaciones para determinar las responsabilidades por el insólito hundimiento.
Ante la orden de Puricelli de abrir un sumario, el jefe de la fuerza, almirante Daniel Alberto Martin, designó a un oficial a cargo de la investigación interna, cuya identidad se mantuvo en reserva. La primera intervención, indicó una fuente naval, fue tomar declaraciones al personal naval que tenía a su cargo el cuidado del buque. "Seguramente habrá sanciones, como dijo el ministro. Pero primero habrá que determinar los niveles de responsabilidad", explicaron cerca del almirante Martin.
Según confirmaron fuentes navales, Puricelli dio instrucciones para que el resultado de las investigaciones internas de la Armada se conozca "en el plazo más breve posible".
Pese a las sospechas que sembró el ministro de Defensa con sus denuncias sobre un posible atentado, el Gobierno aún no radicó ninguna denuncia penal en la Justicia.
Tampoco se avanzó en la Armada en el posible intento de reflotar el buque hundido, que tocó fondo en la Base Naval de Puerto Belgrano. "La capacidad técnica para hacerlo está y corresponde al Servicio de Salvamento y Buceo, que actuó en las primeras horas del incidente, cuando el barco quedó escorado [inclinado]. Pero la decisión de reflotar el buque se resolverá cuando se termine de analizar lo que ocurrió y se tenga más certeza de la avería del casco", explicó el vocero de la Armada.
La operación tendrá que ser resuelta por el Comando de Adiestramiento y Alistamiento, que tiene a su cargo las operaciones navales y cuya sede está en Puerto Belgrano.
Frente al hundimiento del destructor, que fue buque insignia en la Malvinas, el diputado nacional Fernando Solanas (Proyecto Sur) desacreditó a Puricelli por su denuncia de sabotaje. "A quien hay que pasar a cuchillo y a retiro es al ministro de Defensa", dijo, al aclarar que fue un error de su vocero de prensa el texto del comunicado del día anterior, en el que pedía "pasar a cuchillo a todos los mandos de las Fuerzas Armadas".
"Si hay un sabotaje en la principal base naval y se hunde un barco, es gravísimo", resumió el legislador.
Puricelli desestimó el reclamo y reivindicó la gestión kirchnerista en el área. "Éste fue el único gobierno que tuvo política de Defensa desde 1983 hasta la fecha", aseguró. Se llamó a silencio al caer la tarde y su ministerio no informó lo tratado en la reunión de Olivos. "Lo que hablo con la Presidenta no lo comento en los medios", dijo más temprano.
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