El
Ministerio de Emergencia de Rusia dijo el lunes, 21 de enero que
enviaría dos aviones a Beirut para evacuar a 100 rusos que se encuentran
en Siria - el primer esfuerzo de este tipo que hace Rusia desde que
empezara la revuelta contra Bashar Assad en marzo de 2011. Moscú también
anunció planes de contingencia para repatriar a unos 30.000 ciudadanos
rusos del país asediado. Esta evacuación de ciudadanos rusos a partir
del martes se decidió después de que el alto mando sirio recibiera
órdenes del presidente Assad para organizar grupos de combate blindados
móviles con potencia de fuego masiva para un gran esfuerzo para sacar a
los rebeldes de las ciudades, pueblos y áreas que han capturado,
principalmente en el norte y sureste de Siria.
Fuentes militares de Debkafiles informan que, debido a que están con
prisas, los jefes del ejército sirio han decidido utilizar sólo a
oficiales experimentados y hombres con experiencia en el servicio activo
contra los rebeldes, en lugar de los nuevos reclutas que necesitarían
semanas de entrenamiento de combate. Las divisiones o brigadas que
luchan en el frente en puntos conflictivos como Alepo, Homs y Deraa,
están siendo reducidas y algunas de sus unidades separadas para el
servicio en los nuevos grupos blindados de ataque. Nuestras fuentes
informan de que funcionarios del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria
iraní supervisan esta campaña. Assad lo ve como su mayor asalto que le
queda todavía para aplastar finalmente a la revuelta contra su régimen.
En su calendario se cumplen dos acontecimientos
fundamentales en la sangrienta guerra civil de Siria:
1. La confianza que tiene en sí mismo Assad y su personal militar
superior está aumentando en contraste directo con el debilitamiento de
la insurgencia. Se ha decidido por lo tanto en Damasco que ha llegado el
momento para una gran ofensiva para presionar a los rebeldes y echarlos
de las áreas estratégicas desde las que podrían poner en peligro al
gobierno central.
2. El suministro de armas por parte de las potencias occidentales y
árabes a los rebeldes ha disminuido abruptamente debido a que la
financiación de Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Arabes Unidos se ha
secado. Las armas pesadas que aún están en manos de los rebeldes fueron
saqueadas en su mayoría de bases militares sirias y almacenes.
3. Según fuentes militares de Debkafiles, funcionarios rusos hasta
el nivel del presidente Vladimir Putin han examinado y aprobado los
nuevos grupos de ataque blindados sirio-iraníes. Estos acontecimientos,
según fuentes de inteligencia occidentales que están familiarizadas con
la situación en Siria, explican la coordinación intensificada que ha
habido recientemente entre Moscú, Teherán y Damasco, y el acelerado
flujo de armas rusas e iraníes al ejército sirio. Naves con armas rusas
se están alineando en el puerto sirio de Tartus para descargar sus
cargamentos, mientras que transportes aéreos iraníes están aterrizando y
despegando a gran velocidad desde los aeropuertos militares de Damasco y
Alepo.
Las entregas de armas están llegando a bordo de grandes buques de
guerra rusos, entre ellos el Azov y el Shabalin Aklexander, buques de
desembarco, el anfibio Kaliningrado y otros. Para camuflar los
movimientos rápidos dentro y fuera de Tartus, la marina rusa anunció el
domingo 20 de enero unas maniobras marítimas a gran escala que ya esteán
teniendo lugar en el Mediterráneo hasta el 29 de enero. Ninguno de los
barcos que participan en el simulacro se identificaron excepto para
decir que venían de las flotas del Báltico, el Mar del Norte y la flota
del Mar Negro. Nuestras fuentes militares informan que las entregas
rusas consisten principalmente en vehículos blindados, proyectiles
autopropulsados, vehículos multiusos todo terreno y una variedad de
misiles y cohetes para el combate en zonas urbanizadas. Todos los
elementos claramente diseñados para equipar a las nuevas unidades
armadas de Assad. Teherán, por su parte, está enviando munición, piezas
de repuesto para tanques sirios, artillería y misiles. Según estas
fuentes, el ejército sirio tiene previsto poner en marcha su nueva
ofensiva en Daraya, una pequeña ciudad cerca de Damasco, que está bajo
el control del Ejército Sirio Libre.
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